Europa necesita pensar en grande para construir su unión de mercados de capitales


Con el aumento de las tensiones geopolíticas y los desafíos globales urgentes, como el clima y las transiciones digitales, Europa necesita reforzar su resiliencia ante las perturbaciones e invertir estratégicamente. Para lograrlo, tenemos que trabajar juntos, ya que una Europa más integrada está mejor posicionada para alcanzar objetivos compartidos en una economía mundial fragmentada.

Un elemento central de esta estrategia es la creación de un mercado europeo integrado de capitales, una visión establecida por la Comisión Europea en 2015, y comúnmente conocida como la Unión de los Mercados de Capitales (UMC).

Una UMC plenamente operativa mejoraría la estructura económica de Europa y beneficiaría a la zona del euro. Lo haría de tres maneras principales:

Nos permitiría cosechar los beneficios de los mercados de capitales de toda la zona del euro y facilitaría una mayor distribución del riesgo entre los países miembros. En la actualidad, las barreras entre los mercados nacionales están disuadiendo la inversión transfronteriza, dejando a las empresas y hogares europeos en gran medida dependientes de la financiación nacional, así como excesivamente expuestos a las perturbaciones económicas internas. Al eliminar estas barreras, la UMC ayudaría a que la inversión fluyera en toda la zona del euro, lo que diversificaría el riesgo y mitigaría los efectos de las perturbaciones locales.

También existe una necesidad apremiante de que la UMC complemente los canales bancarios tradicionales para financiar la innovación vital para el crecimiento futuro de Europa, especialmente en los sectores de la energía y la tecnología. La financiación de capital y las formas especializadas de inversión, como el capital de riesgo, suelen ser más adecuadas que la financiación de la deuda para la financiación de la innovación, ya que tales proyectos a menudo implican altos niveles de riesgo y rendimientos inciertos, lo que dificulta comprometerse con el reembolso regular de la deuda.

Por último, una UMC plenamente operativa sería beneficiosa para la aplicación de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). Al fomentar mercados de capitales profundos, líquidos e integrados, la UMC apoyaría la transmisión oportuna, fluida y uniforme de la política monetaria a las empresas y los hogares.

Desde que la Comisión puso en marcha su plan de acción para la UMC en 2015, se han realizado progresos. Por ejemplo, la Unión Europea ha aprobado legislación para desarrollar los mercados de titulización de la UE y, de ese modo, mejorar el acceso de las empresas a la financiación. También ha armonizado aún más las normas prudenciales para las empresas de inversión y ha flexibilizado las condiciones de inversión para el capital riesgo europeo a fin de promover la financiación de capital riesgo.

También se están adoptando medidas adicionales en el marco del Plan de acción para UMC 2020, simplificar las normas para la cotización pública de empresas de la UE, armonizar los regímenes nacionales de insolvencia y abordar las cuestiones relacionadas con la fiscalidad de los instrumentos financieros, que obstaculizan la inversión transfronteriza y hacen que la financiación de capital sea menos atractiva que la financiación de deuda.

Pero a pesar de este progreso, los resultados aún no son satisfactorios. El mercado de capitales de Europa sigue estando fragmentado a través de las fronteras nacionales, y el análisis del BCE muestra que la integración financiera en Europa sigue siendo mucho menor que antes de la crisis financiera mundial.

Además, los mercados de capitales de Europa están menos desarrollados que los de otras economías avanzadas. En la zona del euro, los mercados de bonos como porcentaje del PIB son tres veces menores que en Estados Unidos. Y aunque la renta variable representa la principal fuente de financiación de las empresas en ambas jurisdicciones, en la zona del euro es principalmente no cotizada, mientras que en Estados Unidos la mayor parte de la renta variable cotiza, lo que abre las empresas a un mayor grupo de inversores potenciales.

Aun así, Europa tiene un papel destacado en ciertos segmentos del mercado, como el sector de los bonos verdes. Pero el mercado de bonos verdes sigue siendo un nicho, representando menos del 3 por ciento del mercado mundial de bonos. Además, a medida que se acelera la transición verde, la «ventaja verde» de Europa podría desvanecerse si no avanzamos con la UMC. Por ejemplo, la actividad de capital riesgo, que ha demostrado ser fundamental para financiar la innovación ecológica y la descarbonización, sigue siendo limitada en la zona del euro. Y hay indicios de que el mercado europeo de bonos verdes se está fragmentando cada vez más, lo que apunta a la falta de normas comunes y a los obstáculos a la inversión transfronteriza.

Todo esto sugiere que la simple cuestión de abordar los obstáculos específicos a la integración del mercado puede no ser suficiente para establecer una verdadera UMC. Debemos mantener nuestros ojos en el panorama más amplio, y hay dos puntos ciegos críticos en el desarrollo de una verdadera UMC.

El primero es la falta de un activo seguro europeo permanente.

Históricamente, los mercados de capitales maduros se han construido en torno a un activo público seguro. En los Estados Unidos, por ejemplo, los mercados de capital se desarrollaron junto con la emisión de bonos federales.

Un índice de referencia libre de riesgo es necesario para las actividades financieras críticas. Permitiría una mejor fijación de precios de los productos financieros de riesgo, como los bonos corporativos o los derivados, fomentando el desarrollo de dichos productos. Proporcionaría una forma común de garantía que promovería la actividad centralizada de compensación y el comercio transfronterizo garantizado en los mercados interbancarios. También ayudaría a diversificar la exposición bancaria y no bancaria. Y apoyaría el papel internacional del euro, ayudando a atraer inversores extranjeros.

El establecimiento de un activo seguro europeo permanente sería un cambio de juego, pero depende de que Europa tenga una capacidad fiscal permanente con una función de endeudamiento. Sin eso, construir una CMU profunda y competitiva resultará mucho más difícil.

El segundo punto ciego es la falta de una unión bancaria completa, que restringe a los bancos europeos a operar en uno o solo unos pocos mercados nacionales.

Los bancos desempeñan un papel crucial en el funcionamiento de todos los principales mercados de capitales. Operan, y a menudo tienen un papel de liderazgo, en segmentos cruciales como la gestión de activos, la suscripción y negociación de bonos, las ofertas públicas iniciales y el asesoramiento financiero. Son operadores activos en los mercados de valores y a menudo proporcionan servicios de creación de mercado. Por lo tanto, es difícil concebir una verdadera UMC sin que los principales actores puedan operar en toda la zona del euro.

El panorama mundial está evolucionando rápidamente, y Europa debe mantener el ritmo, si no liderar, ese cambio. Para tener éxito, necesita una CMU genuina y completa.

¿Qué es la unión de los mercados de capitales?

Objetivos de la unión de los mercados de capitales y lo que se ha hecho hasta ahora.

¿Por qué necesitamos una unión de los mercados de capitales?

La Unión de los Mercados de Capitales (UMC) es un plan para crear un mercado único de capitales. El objetivo es conseguir que el dinero –inversiones y ahorros– fluya por toda la UE para que pueda beneficiar a los consumidores, inversores y empresas, independientemente de dónde se encuentren.

Una unión de los mercados de capitales

  • ofrecer a las empresas una mayor oferta de financiación a costes más bajos y proporcionar a las PYME, en particular, la financiación que necesitan
  • apoyar la recuperación económica post-Covid-19 y crear empleo
  • ofrecer nuevas oportunidades para ahorradores e inversores
  • Crear una economía más inclusiva y resiliente
  • ayudar a Europa a cumplir su nuevo acuerdo verde y agenda digital
  • reforzar la competitividad y la autonomía mundiales de la UE
    • hacer que el sistema financiero sea más resiliente para que pueda adaptarse mejor a la salida del Reino Unido de la UE

Planes de acción y paquetes de UMC

Si bien se han realizado progresos desde que se puso en marcha la iniciativa UMC en 2015, los mercados de capitales de la UE siguen estando fragmentados. Por consiguiente, la Comisión adoptó el 24 de septiembre de 2020 un nuevo plan de acción para la UMC. El plan establecía 16 medidas legislativas y no legislativas para alcanzar tres objetivos principales.

  • apoyar una recuperación económica ecológica, inclusiva y resiliente
  • hacer de la UE un lugar aún más seguro para ahorrar e invertir a largo plazo
  • integrar los mercados nacionales de capitales en un auténtico mercado único

Los pasos hacia la UMC

Los esfuerzos para establecer un verdadero mercado único de capitales comenzaron con el Tratado de Roma hace más de 60 años y se intensificaron con la libre circulación de capitales, una libertad consagrada en el Tratado de Maastricht de 1992 y el plan de acción de servicios financieros de 1999. Pero este objetivo aún no se ha logrado.

La iniciativa de la UMC fue lanzada por la Comisión Juncker, que adoptó el primer plan de acción para la UMC en septiembre de 2015. Establece una lista de más de 30 acciones para establecer los componentes básicos de un mercado de capitales integrado en la UE de aquí a 2019.

Medidas y estudios

Medidas legislativas adoptadas hasta la fecha para crear una UMC

La Comisión ha cumplido en gran medida las acciones individuales anunciadas en el plan de acción para la UMC de 2015 y la revisión intermedia de 2017.

Estudios en el marco de la UMC

Desde la puesta en marcha del primer plan de acción para la unión de los mercados de capitales en 2015, la Comisión ha llevado a cabo una serie de estudios, preparados por consultores externos, para fundamentar su trabajo en ámbitos específicos. Esta investigación ayuda a la Comisión a dar forma a las acciones políticas e identificar dónde puede ser necesaria la legislación.



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