La semana pasada, la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) presentó sus Prioridades Comunes Europeas de Ejecución (ECEP, por sus siglas en inglés) para 2024 en materia de informes corporativos. Este año, la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) está redoblando su apuesta por la “doble materialidad”, la idea de que los informes de sostenibilidad deben reflejar no solo los impactos financieros, sino también los sociales y ambientales más amplios. En otras palabras, no se trata sólo de lo que afecta su resultado final, sino de cómo su empresa afecta todo lo demás.
Para 2024, la ESMA se centrará en tres áreas principales: la divulgación de información financiera, la presentación de informes de sostenibilidad basados en la materialidad según las Normas Europeas de Información sobre Sostenibilidad (ESRS, por sus siglas en inglés) y las mejoras en la calidad de la presentación de informes digitales en el Formato Electrónico Único Europeo (ESEF, por sus siglas en inglés). La postura de la ESMA sobre la calidad de la presentación de informes es directa y deja poco margen para la ambigüedad: los riesgos de liquidez, las evaluaciones exhaustivas de la materialidad y las presentaciones digitales sin errores ya no son negociables en la búsqueda de una presentación de informes clara y transparente.
Las directrices de este año subrayan la importancia de integrar las perspectivas financieras y de sostenibilidad, ofreciendo a las partes interesadas una visión completa del desempeño corporativo. ¿El objetivo? Reforzar la confianza en las divulgaciones públicas ayudando a las empresas a contar una historia completa.