Una gestión sólida de los datos es un requisito fundamental para que las instituciones financieras cumplan con los requisitos reglamentarios en materia de seguridad, privacidad y confianza. Esta es, en muchos sentidos, la primera base para la gestión de datos. Los reguladores se centran cada vez más en estos temas, consagrados en legislación como GDPR y, en Australia, Consumer Data Rights (CDR).