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La minería en aguas profundas se considera financieramente inviable

¿Debe protegerse la naturaleza de la explotación o debe valorarse en función de los beneficios que proporciona a las personas? Los mercados financieros han optado por esta última, con una definición estrecha de «beneficios», centrada en la extracción.
Este informe encontró que los participantes en los mercados financieros valoran sistemáticamente los sectores económicos que dependen de la explotación de los productos de la naturaleza más que los sectores que dependen de que la naturaleza permanezca intacta. Sin embargo, invertir en lo segundo durante las últimas tres décadas habría producido rendimientos financieros tres veces superiores a invertir en el primero.
A medida que la atención corporativa, financiera y pública se centra cada vez más en la última frontera de la Tierra, las profundidades marinas, este podría ser el momento para que los mercados financieros aprendan de los errores del pasado. En cambio, algunos argumentan que los servicios ecosistémicos de aguas profundas deberían comenzar a monetizarse a través de la minería en aguas profundas.
Desde el punto de vista del capital natural, esto sería erróneo: este informe concluyó que preservar las llanuras abisales del planeta vale al menos diez veces más que explotarlas.
Desde una perspectiva puramente financiera, la minería en las profundidades marinas también sería un error. Si las empresas extrajeran nódulos polimetálicos en aguas internacionales, destruirían entre 30.000 y 132.000 millones de dólares de valor empresarial. Eso es de tres a 13 veces el PIB combinado de todos los pequeños estados insulares del Pacífico. A pesar de las ganancias potenciales para los proveedores de equipos de minería submarina, gran parte de esa destrucción de valor ocurriría en el propio sector minero. Esto se debe a los rendimientos negativos del capital invertido para la extracción de nódulos de aguas profundas (márgenes negativos dados los altos gastos operativos) y a un aumento en el costo del capital para las grandes minas terrestres de níquel, cobalto y cobre de alto costo, las que corren mayor riesgo de interrupción por parte de los mineros de aguas profundas.
El impacto negativo que la industria tendría en los servicios ecosistémicos de las profundidades marinas añadiría al menos otros 465.000 millones de dólares de destrucción de valor, principalmente a través de la destrucción del hábitat. La buena noticia es que los participantes en los mercados financieros pueden evitar esta pérdida potencial de al menos medio billón de dólares apoyando una moratoria sobre la minería en aguas profundas.
No es frecuente que los mercados financieros puedan presumir de un gran éxito en la conservación de la naturaleza y al mismo tiempo evitar una destrucción significativa del valor corporativo y del capital natural. Prevenir la minería en aguas profundas sería una de esas oportunidades.