Discurso de Christine Lagarde, presidenta del BCE, en el lanzamiento de la COP 26 Private Finance
Agenda.
Londres, 27 de febrero de 2020
El cambio climático constituye un gran desafío, que genera tanto amenazas como oportunidades que afectar la economía y el sector financiero, dependiendo de qué escenario de emisión de carbono eventualmente se despliega.
Es por eso que los bancos centrales deben prestar mayor atención a comprender el impacto del cambio climático, incluidas sus implicaciones para la dinámica de la inflación. En el BCE, la revisión en curso de nuestra política monetaria.
La estrategia crea una oportunidad para reflexionar sobre cómo abordar las consideraciones de sostenibilidad dentro de nuestra marco de política monetaria.
Hoy, sin embargo, centraré mis comentarios en los riesgos relacionados con el cambio climático para el sector financiero. En general hablando, los principales riesgos se dividen en tres categorías: riesgos derivados del desprecio, del retraso y de deficiencia.
Hacer caso omiso de las implicaciones del cambio climático puede generar riesgos importantes para el sector financiero. El total de las pérdidas de seguros por eventos relacionados con el clima alcanzaron el 0,1% del PIB en 2018, con pérdidas económicas totales aproximadamente el doble de esa cantidad. El número de catástrofes causadas por peligros naturales aumentó de 249 en 1980 a 820 en 2019, alcanzando un máximo de 848 en 2018. Ajustado por inflación, pérdidas económicas generales aumentó de alrededor de USD 60 mil millones en 1980 a USD 150 mil millones en 2019, con un pico de USD 350 mil millones en 2018. [i]