Para llevar a cabo las transiciones necesarias para alcanzar la condición de país de ingreso alto, los gobiernos de los países de ingreso medio deben promulgar políticas de competencia que creen un equilibrio saludable entre las grandes corporaciones, las empresas medianas y las empresas emergentes. Los beneficios serán mayores cuando los responsables de la formulación de políticas se centren menos en el tamaño de la empresa y más en el valor que aporta a la economía, y cuando fomenten la movilidad ascendente de todos sus ciudadanos en lugar de obsesionarse con políticas de suma cero para reducir la desigualdad de ingresos.
También deben aprovechar las oportunidades que surgen de la necesidad de hacer frente al cambio climático mediante la producción y exportación de vehículos eléctricos, turbinas eólicas, paneles solares, etc. No se debe esperar que los países de ingresos medianos renuncien inmediatamente al uso de todos los combustibles fósiles en su búsqueda de un crecimiento económico más rápido. Pero se debe esperar que sean más eficientes energéticamente y reduzcan las emisiones.
Si se atienen al viejo enfoque, la mayoría de los países en desarrollo no alcanzarán su objetivo de alcanzar la condición de países de ingresos altos para mediados de este siglo. De acuerdo con las tendencias actuales, China tardará otros 11 años en alcanzar sólo una cuarta parte de los ingresos por persona de Estados Unidos. Indonesia tardará 69 años y la India 75. Al adoptar una estrategia de «3i» (primero inversión, luego infusión, luego innovación), pueden multiplicar sus probabilidades de llegar allí. El resto del mundo también se beneficiaría, porque las políticas que recompensan el mérito y la eficiencia permiten un crecimiento más rápido, más amable y más limpio.