La innovación tecnológica está transformando la prestación de servicios y productos financieros. Los servicios de pago, en particular, han experimentado cambios significativos en los últimos años a través de la introducción de nuevos métodos, plataformas e interfaces de pago. De hecho, un número cada vez mayor de países tienen sistemas de pago que proporcionan pagos nacionales baratos y casi instantáneos. Sin embargo, persisten los desafíos en los servicios de pago actuales. Sobre todo, los pagos transfronterizos siguen siendo lentos, caros y opacos, especialmente para los pagos minoristas, como las remesas. Además, hay 1.700 millones de personas en todo el mundo que no están bancarizadas o desatendidas con respecto a los servicios financieros.
Dado el potencial innovador de la tecnología subyacente, los criptoactivos se previeron originalmente para abordar algunos de estos desafíos. Sin embargo, hasta la fecha, han sufrido una serie de limitaciones, entre ellas una grave volatilidad de los precios. Por lo tanto, los criptoactivos han servido como una clase de activos altamente especulativos para ciertos inversores y aquellos que participan en actividades ilícitas, en lugar de como un medio para realizar pagos.