Vale la pena preservar y ampliar los beneficios de la globalización. Sin embargo, el apoyo a la continuación de políticas económicas abiertas ha enfrentado oposición por preocupaciones sobre la desigualdad, los desplazamientos de los trabajadores y la competencia desleal. Algunos críticos señalan una dependencia excesiva de rivales geopolíticos, especialmente en tiempos de crisis, como durante la pandemia.
Es casi seguro que revertir la globalización revertiría sus logros, aumentaría la pobreza y resultaría en una transición costosa. Las investigaciones del FMI muestran que las pérdidas globales derivadas de la fragmentación del comercio podrían oscilar entre el 0,2 y el 7 por ciento del PIB. Los costos pueden ser mayores cuando se tiene en cuenta el desacoplamiento tecnológico. Por lo tanto, es fundamental que los responsables de las políticas se unan para preservar y ampliar los beneficios de la globalización y al mismo tiempo hacerla más sostenible.
¿Cómo podrían abordar esto los responsables de las políticas? Un componente esencial es garantizar un sistema que funcione bien de normas comerciales globales, respaldado por la OMC, para mantener la apertura comercial y asegurar la estabilidad y previsibilidad que son tan importantes para el comercio y el crecimiento. Esto implica necesariamente que los gobiernos trabajen cooperativamente para solucionar las fuentes subyacentes de las tensiones comerciales. Acelerar las reformas de la OMC para fortalecer la transparencia y las normas, incluidas las relativas a las subvenciones; restablecer un sistema de solución de diferencias en pleno funcionamiento; y actualizar el reglamento para tener en cuenta la creciente participación de los servicios y el comercio digital en la economía global son esenciales.
Los acuerdos plurilaterales, entre subconjuntos de miembros de la OMC interesados en profundizar la cooperación en áreas particulares, pueden ayudar a impulsar reformas en el comercio electrónico y la facilitación de inversiones sin impedir que otros se unan.
Otra área crítica para los responsables de la formulación de políticas son políticas internas más sólidas para compartir de manera más justa los beneficios del comercio, la globalización y los avances tecnológicos. Para tener éxito, estos deben construirse sobre bases sólidas de gobernanza macroeconómica, regulación financiera y supervisión sólidas para evitar la acumulación de riesgos derivados de la globalización financiera, y deben incluir un sistema tributario orientado a la movilización eficiente de ingresos.
Las políticas fiscales y del mercado laboral son herramientas clave para abordar las dislocaciones y la desigualdad de los trabajadores y son cada vez más vitales para contrarrestar las perturbaciones causadas por las nuevas tecnologías, especialmente la inteligencia artificial. Estas políticas se complementan con la prestación de servicios públicos básicos de alta calidad, incluidas la educación, la salud y las redes de seguridad social.
Por último, las organizaciones internacionales pueden desempeñar un papel fundamental en tiempos de incertidumbre, sirviendo como amortiguador ante circunstancias inesperadas, promoviendo reglas de tránsito acordadas de común acuerdo y actuando como conducto para un mayor diálogo y cooperación, incluso cuando los vientos predominantes soplan en contra. una dirección diferente.