Las perspectivas económicas y financieras mundiales han mejorado en los últimos seis meses. La inflación ha caído, las condiciones financieras se han relajado y los riesgos para las perspectivas están equilibrados. Sin embargo, muchos países siguen luchando contra una elevada deuda pública y déficits fiscales en medio de nuevos desafíos derivados de las elevadas tasas de interés reales y las cada vez más débiles perspectivas de crecimiento a mediano plazo.
Nuestro último Monitor Fiscal insta a los gobiernos a evitar desvíos y centrarse más en reconstruir las reservas y salvaguardar la sostenibilidad fiscal en el mediano plazo.
La política fiscal pasó a ser más expansiva el año pasado después de una rápida mejora de la deuda y los déficits en los dos años anteriores. Sólo la mitad de las economías del mundo endurecieron su política fiscal el año pasado, frente a alrededor del 70 por ciento en 2022.
Cuatro años después del inicio de la pandemia, el gasto público, excluidos los pagos de intereses, se mantuvo alrededor de 3 puntos porcentuales del producto interno bruto por encima de las proyecciones prepandémicos en las economías avanzadas, excluido Estados Unidos, y 2 puntos porcentuales por encima de ellas en las economías de mercados emergentes, excluida China. Este nivel de gasto refleja la lenta recuperación de las políticas fiscales de la era de la crisis y la introducción de nuevas medidas de apoyo, junto con nuevas medidas de política industrial que incluyen subsidios e incentivos fiscales. Las tasas de interés nominales más altas elevaron los pagos de intereses en la mayoría de las economías.
La deuda pública mundial aumentó hasta el 93 por ciento del PIB en 2023 y se mantuvo 9 puntos porcentuales por encima del nivel prepandémicos. El aumento fue liderado por las dos economías más grandes, Estados Unidos y China, donde la deuda aumentó más de 2 y 6 puntos porcentuales del PIB, respectivamente.