Los países en desarrollo necesitarán un promedio de 2,4 billones de dólares cada año de aquí a 2030 para hacer frente a los desafíos mundiales del cambio climático, los conflictos y las pandemias. Sin ella, los niños asistirán a escuelas deficientes, las familias se quedarán sin atención médica de calidad y las comunidades tendrán dificultades para hacer frente a los efectos del cambio climático.
Los donantes bilaterales y los bancos multilaterales de desarrollo por sí solos no tienen los recursos para satisfacer esta necesidad. Es fundamental movilizar capital privado para que se una a este esfuerzo. Sin embargo, es cada vez más difícil para los países de ingreso bajo y mediano atraer el capital privado que necesitan y sentar las bases para un crecimiento económico acelerado. La relación riesgo-rentabilidad para invertir en las economías emergentes aún no es suficiente.