Lamentablemente, la incertidumbre en materia de política económica se extiende más allá de las consideraciones fiscales. El desmantelamiento gradual de nuestro sistema multilateral de comercio es otra preocupación clave. Ahora más países siguen su propio camino, imponiendo aranceles unilaterales o medidas de política industrial cuyo cumplimiento de las normas de la Organización Mundial del Comercio es, en el mejor de los casos, cuestionable. Nuestro imperfecto sistema de comercio podría mejorarse, pero es poco probable que este aumento de medidas unilaterales genere una prosperidad global duradera y compartida. En todo caso, distorsionará el comercio y la asignación de recursos, estimulará las represalias, debilitará el crecimiento, disminuirá los niveles de vida y dificultará la coordinación de políticas que aborden desafíos globales, como la transición climática.
En lugar de ello, deberíamos centrarnos en mejorar de forma sostenible las perspectivas de crecimiento a medio plazo mediante una asignación más eficiente de los recursos dentro de los países y entre ellos, mejores oportunidades educativas e igualdad de oportunidades, una innovación más rápida y más ecológica y marcos de políticas más sólidos.
Las fuerzas macroeconómicas (el ahorro nacional deseado y la inversión interna, junto con las tasas globales de retorno del capital) son los determinantes primarios de los equilibrios externos. Si estos desequilibrios fueran excesivos, las restricciones comerciales serían costosas e ineficaces para abordar las causas macroeconómicas subyacentes. Los instrumentos comerciales tienen su lugar en el arsenal de políticas, pero como el comercio internacional no es un juego de suma cero, siempre deben utilizarse con moderación, dentro de un marco multilateral y para corregir distorsiones bien identificadas. Lamentablemente, nos encontramos cada vez más alejados de estos principios básicos.
Como lo han demostrado las ocho décadas transcurridas desde Bretton Woods, la cooperación multilateral constructiva sigue siendo la única manera de garantizar una economía segura y próspera para todos.
Etiqueta: Perspectivas Económicas Mundiales
Por qué nuestro mundo necesita moderación fiscal en el año electoral más importante de la historia
Las perspectivas económicas y financieras mundiales han mejorado en los últimos seis meses. La inflación ha caído, las condiciones financieras se han relajado y los riesgos para las perspectivas están equilibrados. Sin embargo, muchos países siguen luchando contra una elevada deuda pública y déficits fiscales en medio de nuevos desafíos derivados de las elevadas tasas de interés reales y las cada vez más débiles perspectivas de crecimiento a mediano plazo.
Nuestro último Monitor Fiscal insta a los gobiernos a evitar desvíos y centrarse más en reconstruir las reservas y salvaguardar la sostenibilidad fiscal en el mediano plazo.
La política fiscal pasó a ser más expansiva el año pasado después de una rápida mejora de la deuda y los déficits en los dos años anteriores. Sólo la mitad de las economías del mundo endurecieron su política fiscal el año pasado, frente a alrededor del 70 por ciento en 2022.
Cuatro años después del inicio de la pandemia, el gasto público, excluidos los pagos de intereses, se mantuvo alrededor de 3 puntos porcentuales del producto interno bruto por encima de las proyecciones prepandémicos en las economías avanzadas, excluido Estados Unidos, y 2 puntos porcentuales por encima de ellas en las economías de mercados emergentes, excluida China. Este nivel de gasto refleja la lenta recuperación de las políticas fiscales de la era de la crisis y la introducción de nuevas medidas de apoyo, junto con nuevas medidas de política industrial que incluyen subsidios e incentivos fiscales. Las tasas de interés nominales más altas elevaron los pagos de intereses en la mayoría de las economías.
La deuda pública mundial aumentó hasta el 93 por ciento del PIB en 2023 y se mantuvo 9 puntos porcentuales por encima del nivel prepandémicos. El aumento fue liderado por las dos economías más grandes, Estados Unidos y China, donde la deuda aumentó más de 2 y 6 puntos porcentuales del PIB, respectivamente.
Las 75 economías más vulnerables se están quedando atrás a pesar de la resiliencia del crecimiento mundial
Sacudida por una serie de shocks sin precedentes, la economía mundial ha demostrado hasta ahora una extraordinaria resiliencia. La inflación mundial parece estar disminuyendo, y la mayoría de las economías se han comportado mejor de lo que se esperaba hace solo unos meses. Pocas veces en la historia se ha detenido una espiral inflacionaria global con tan poco dolor.
Esa es la buena noticia, o eso podría parecer. Sin embargo, lo que pasa desapercibido en gran medida es la difícil situación de las 75 economías más pobres y vulnerables, las que reúnen los requisitos para recibir donaciones y préstamos a bajo interés de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial. Estas economías son el hogar de una cuarta parte de la humanidad, y se encuentran en medio de un retroceso económico histórico, incluso cuando las perspectivas a corto plazo mejoran en otros lugares. Además de ser una preocupación humana, eso es una mala noticia para la economía mundial, tanto porque el crecimiento mundial a largo plazo dependerá en gran medida de lo que suceda en estas economías, como porque la profundización del dolor aquí podría extenderse más allá de las fronteras nacionales.